Pensé que el mar me daría la brisa que el cuerpo a veces olvida. Pero debo confesar que es muy dificil mentir. Lo he tratado, he tratado de decirte la verdad, de por lo menos en una caricia lo entendieras. Pero no ves, no oyes y mucho menos sientes.
He decidido coger lo poco que tengo, lo poco que ya me dejaron, y caminar. Como siempre camino, abrir paso entre las avenidas, surcar la arena del mar y mezclarme con el agua de mi cuerpo.
Tal ves, todo fue muy deprisa el viento, el oleaje, los ropajes y nuestros viajes.
Intenté ser fuego y cubrirte de aguas cálidas, pero muy imposible. Tus heridas no me dejan respirar.
Hoy me voy, hoy me voy...
A dónde la brisa nace, dónde el sol renace
dónde el suelo es fertil, dónde sentir el tiempo en mis manos no sea robarle momentos; sino regalarmelos.
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