Hoy me invaden los ojos, los caminitos certeros de la vida, una sonrisa vacia me dice: Continúa mirandome. Otra sonricita inquieta, me devuelve lo certero, la mentira.
Lo he intentado,
que querido ver tus ojos,
sin ocultarte mi sonrisa
lo he intentado
me mirado tus manos de noche
deseando que rozen mi cuerpo
lo he deseado
me he cubierto de tu piel
y me deseado a tus gemidos encima o detrás de los míos
lo he deseado
en medio de mar
a oscuras y entre las piedras
Pero, nada es cierto
ya no hya cuerpo,
no hay mar
no hay gemidos
no hya noches
y mucho menos los intentos y deseos.
La carta fechada
se pudre
como la boca que pudre la palabra.
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